24 de junio de 2008

Tipos de café

Soy un amante del café, es parte importante de mi vida, es uno de mis pequeños placeres diarios.

Donde quiera que voy trato de probar el café del lugar, no solo por el grano sino también por la forma de prepararlo. Por ejemplo, si de formas se trata, me encanta el guayoyo que preparan en el oriente venezolano (particularmente el de mi suegra); si a granos me refiero, tengo predilección por los de Caripe (Monagas) y los del Estado Táchira.

Para entender un poco más del asunto, tomo del libro "CAFÉ CAFÉ" de Sherri Jones (que me regaló mi concuñada Mary) la siguiente explicación:

"Hay dos especies principales de café: Robusto y Arábica. El grano Robusto es de bajo crecimiento, producción rápida, barato y no muy sabroso. Generalmente se usa en cafés envasados o instantaneos y a menudo figura como agente mezclador barato. Los tostaderos comercializadores de café mezclan este grano para reducir costos e incrementar sus beneficios.

...

Vayamos a una experiencia con café más placentera el primo de clase alta del Robusta, el grano Arábica. Crece a mayor altitud, 1.600 metros o más, donde la altura provoca temperaturas más frías al atardecer que ralentizan el crecimiento de la planta, permitiendo que azúcares más complejos se desarrollen en los granos. El grano Arábica es conocido por tener sabores más complejos y ricos. Un grano dificil, caro, apreciado por la industria especializada del café."

(fin de la cita)


Nuestro País, a pesar de tener cierta cultura cafetera y varios de los mejores granos del mundo, sufre de la falta de lugares para disfrutar de buenos productos. Impresiona como subestiman el paladar del consumidor donde se atreven a servir unos "guarapos" que dan tristeza. Para colmo, los que corremos el riesgo de pedir un "con leche" o un "marrón claro", nos encontramos frecuentemente con mala preparación de la leche (desde un espumero loco y descontrolado hasta la ausencia total de ella y a temperaturas cercanas a la ebullición).


LOS HIJOS INFINITOS (Andrés Eloy Blanco)

Esto lo publiqué en mis notas de Facebook con motivo del Día del Padre.

Es hermoso y muy cierto.

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LOS HIJOS INFINITOS (Andrés Eloy Blanco)

Cuando se tiene un hijo,
se tiene al hijo de la casa y al de la calle entera,
se tiene al que cabalga en el cuadril de la mendiga
y al del coche que empuja la institutriz inglesa
y al niño gringo que carga la criolla
y al niño blanco que carga la negra
y al niño indio que carga la india
y al niño negro que carga la tierra.

Cuando se tiene un hijo, se tienen tantos niños
que la calle se llena
y la plaza y el puente
y el mercado y la iglesia
y es nuestro cualquier niño cuando cruza la calle
y el coche lo atropella
y cuando se asoma al balcón
y cuando se arrima a la alberca;
y cuando un niño grita, no sabemos
si lo nuestro es el grito o es el niño,
y si le sangran y se queja,
por el momento no sabríamos
si el ¡ay! es suyo o si la sangre es nuestra.

Cuando se tiene un hijo, es nuestro el niño
que acompaña a la ciega
y las Meninas y la misma enana
y el Príncipe de Francia y su Princesa
y el que tiene San Antonio en los brazos
y el que tiene la Coromoto en las piernas.
Cuando se tiene un hijo, toda risa nos cala,
todo llanto nos crispa, venga de donde venga.
Cuando se tiene un hijo, se tiene el mundo adentro
y el corazón afuera.
Y cuando se tienen dos hijos
se tienen todos los hijos de la tierra,
los millones de hijos con que las tierras lloran,
con que las madres ríen, con que los mundos sueñan,
los que Paul Fort quería con las manos unidas
para que el mundo fuera la canción de una rueda,
los que el Hombre de Estado, que tiene un lindo niño,
quiere con Dios adentro y las tripas afuera,
los que escaparon de Herodes para caer en Hiroshima
entreabiertos los ojos, como los niños de la guerra,
porque basta para que salga toda la luz de un niño
una rendija china o una mirada japonesa.

Cuando se tienen dos hijos
se tiene todo el miedo del planeta,
todo el miedo a los hombres luminosos
que quieren asesinar la luz y arriar las velas
y ensangrentar las pelotas de goma
y zambullir en llanto ferrocarriles de cuerda.
Cuando se tienen dos hijos
se tiene la alegría y el ¡ay! del mundo en dos cabezas,
toda la angustia y toda la esperanza,
la luz y el llanto, a ver cuál es el que nos llega,
si el modo de llorar del universo
el modo de alumbrar de las estrellas.