5 de junio de 2009

¿Soy ingenuo?

Si... lo soy... un ingenuo. Todavía creo en la gente y probablemente me seguiré dando golpes en la cabeza por ello.

En 1998 Venezuela venía mal, todas las instituciones habían perdido completamente su credibilidad, la economía en recesión, la inflación y el tipo de cambio en permanente ascenso, la delincuencia desbordada y esa extraña sensación en el ambiente de que algo esta por estallar.

Es indudable que el personaje sirvió de cable a tierra para calmar los malos ánimos que un gran sector de la población justificadamente tenía para el momento, luego de una serie de gobiernos que uno no puede sino catalogar de mediocres. Si, ¡mediocres! porque no supieron administrar una inmensa cantidad de recursos económicos que se tuvieron hasta prinicipios de los 80's y los siguientes por no haber pensado en grande y perder el tren de oportunidades que países como Chile, México y los llamados Tigres asiáticos si aprovecharon.

Sin embargo, ya es muy tarde para llorar, han pasado diez años, el mismo tiempo que duraron los gobiernos de CAP2 + Ramón J. Velásquez y Caldera 2, UNA DÉCADA. Dos lustros en los que hemos visto a nuestra nación caer en un remolino que la hunde cada vez más. No solo me refiero a lo económico (eso lo notamos a diario en nuestro bolsillo) sino también a la pérdida de valores, principios mínimos de moralidad y el debilitamiento de las instituciones religiosas. Agreguemos al caldo la terrible situación de inseguridad. La vida se ha convertido en un bien con precio de venta y en ese sentido vemos como los secuestros son de lo más cotidianos, el sicariato muy habitual y resistirse a un atraco es sentencia de muerte.

Este pais tiene ciclos bien marcados, a lo largo del tiempo hemos visto como las historias se repiten tanto en lo económico como en lo social, lo que cambian son los protagonistas y la forma como estos aplican sus proyectos. Así que solo basta leer un poco para sospechar hacia donde vamos, salvo que ocurra un fenómeno y nuestra sociedad entre en conciencia de lo que se está haciendo mal y decida corregirlo. De esto tenemos buenos ejemplos en Colombia. Ciudades como Medellín, Cali o Bogotá lograron un concenso entre sus habitantes y dieron un vuelco a sus realidades. Obviamente siguen teniendo problemas importantes pero optaron por cambiar la muerte por la vida, la basura por la limpieza, el caos absoluto por un orden minimo para lograr la convivencia.

Quiero seguir teniendo esperanzas porque Venezuela tiene todos los ingredientes para ser un excelente lugar donde vivir...

¿Seré un ingenuo?
Si, lo soy, pero cada día menos pendejo...