Vivir en Venezuela es un acto de paciencia.
A diario debo apoyar a mis clientes y sus empleados. No siempre están de buen humor, abunda el apuro, el desgano, el olvido de cosas obvias. Sin mencionar lo económico y político que por si solos son agobiantes.
Está bien, es verdad, todos estamos en estado de infierno, toca armarse de paciencia y entender al otro. La pregunta es como hacerlo permanentemente, no siempre tenemos la misma disposición.
Hoy fue uno de esos días en los que provocaba gritarle a todo el mundo, me frenó pensar cuanto de ese sentimiento, de esa rabia, tenía que ver conmigo. Afortunadamente me contuve y con quienes creo que me excedí pedí disculpas.
Googleando un poco conseguí estos consejos:
- No juzgar nunca.
- Tomar distancia del conflicto.
- Reconocer los aportes de los demás.
- Bajar la velocidad.
- Respirar, una acción fundamental para desarrollar la paciencia.
Así que paciencia que todavía queda camino...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario